Otome Game katarina volumen 11 parte 2.

 Capítulo 4:  Hermanos Divididos  Yo, Dewey Percy, fui criado por dos personas que hicieron todos los hijos que pudieron  y luego los hicieron ganar dinero para que ellos mismos no tuvieran que trabajar. Nuestra casa  era decrépita, nuestra ropa estaba desgastada y nuestros estómagos estaban constantemente  vacíos. Mis primeros recuerdos son los de trabajar en casa cuando era niño. Cada vez que  cometía un error, mis padres me insultaban y golpeaban por lo inútil que era.  Algunos de mis hermanos mayores se habían escapado sin decir nada, probablemente  hartos de aquella horrible situación familiar. Por culpa de nuestros padres, nunca habían  aprendido a leer y escribir, y me preguntaba cómo les iría por su cuenta en este país  mayoritariamente alfabetizado. Sin embargo, nunca supe nada de ellos.  Sin embargo, Ronnie, uno de mis hermanos, a pesar de ser cinco años mayor que yo,  nunca se fue de casa. Se quedó allí, soportando valientemente lo terrible de todo aquello para  poder cuidar de sus hermanos.  Siempre parecía gruñón, pero en realidad se preocupaba mucho por nosotros, e incluso  quitaba comida de sus comidas para que pudiéramos comer más. Yo le admiraba y, al mismo  tiempo, quería ser de alguna ayuda.  Por supuesto, no quería convertirme en alguien como mis padres, pero tampoco quería  resultar tan indefenso como mis hermanos mayores, cuya única opción había sido huir. Quería  cambiar esta horrible situación, tanto para mí como para el resto de mis hermanos.  Para salir de la pobreza, necesitaba un buen trabajo, que a su vez exigía claramente que  estudiara mucho. Hice un trueque con mis hermanos, prometiendo que seguiría trabajando  igual, y los convencí de que me dejaran ir a la escuela.  Durante el día, iba a la escuela, donde mis compañeros se burlaban de mí por mi ropa  raída y mi viejo y maltrecho libro de texto. Por la noche, me quedaba despierto hasta tarde  para trabajar y estudiar aún más, todo lo que podía.  Mis esfuerzos dieron resultado, y pude saltarme varios años y aprobar rápidamente lo que  la gente llamaba la prueba de admisión más difícil del reino, la que me permitía trabajar en el Ministerio Mágico. Cuando recibí la noticia de haber aprobado, sentí la mayor felicidad que  he tenido en toda mi vida.  Cuando empecé a trabajar en el Ministerio, me trasladé al dormitorio de los trabajadores  situado en las instalaciones, pero no me olvidé de mi familia. En cuanto recibí mi primer  sueldo, lo envié casi todo a casa, dirigido a Ronnie, con la esperanza de que facilitara la vida  de mis hermanos, y seguí haciéndolo cada mes.  Sin embargo, con el tiempo descubrí que Ronnie no sabía nada de ese dinero, que había  sido interceptado por mi padre y utilizado para financiar su bebida. O tal vez parte de él había  ido a parar al bolsillo de mi madre —no lo sé—, pero sea como fuere, mis hermanos no vieron  ni un céntimo.  Estaba tan ocupado acostumbrándome a mi nuevo trabajo que nunca encontré tiempo para  visitarlos… Bueno, a decir verdad, tenía días libres, pero nunca los utilizaba para volver a  casa. En el Ministerio tenía una habitación bonita y limpia y comidas sabrosas y calientes. No  tenía que dormir en el frío suelo envuelto en un montón de trapos, no tenía que sentir hambre  y, lo más importante, no tenía que soportar la violencia de mi padre.  Me gustaba mi nueva vida, y no quería volver sólo para que me pegara ese viejo borracho.  Al final, no era diferente de mis otros hermanos que habían huido. Sólo pensaba en mí, en  hacer lo mejor para mí sin importarme cómo estaban mis hermanos y hermanas. Los había  abandonado.  Era lógico que Ronnie me dijera que no volviera nunca más. Me lo había merecido, y no  tenía derecho a sentirme triste por ello.  Todo es culpa mía, pensé, conteniendo las lágrimas como podía, cuando sentí que alguien  me ponía la mano en el hombro y oí que me llamaban por mi nombre. No necesité girarme  para saber quién era. Conocía bien su voz: era María, la chica que amaba.  Nos conocíamos desde que éramos niños. Aunque vivíamos en la misma ciudad, su  situación era totalmente diferente a la mía: ella era una usuaria de magia, y una Usuaria de  Magia de Luz, lo que la convertía en una rareza entre los plebeyos.  Al principio, recuerdo que sentí envidia por ella. Sin embargo, escuchando a algunos de  los habitantes del pueblo amantes de los rumores, me enteré más tarde de que su vida no había sido tan halagüeña como yo suponía. Sus vecinos la rechazaban por sus poderes y, una vez en  la Academia, era acosada por sus compañeros de clase nobles.  Nunca olvidaré su mirada mientras me contaba que ella también creyó una vez que tendría  que luchar sola. Sin embargo, a pesar de la tristeza, a pesar del dolor de todo ello, seguía  mostrando su amable sonrisa.  A pesar de que la gente de allí era de todo menos acogedora, ella seguía yendo a su ciudad  natal en sus días libres. La fuerza que mostraba era increíblemente encantadora, pero al mismo  tiempo me hacía ver que yo nunca podría ser como ella. Había abandonado a su suerte a los  hermanos a los que quería ayudar, disfrutando de mi nueva vida de ocio.  “¿Está todo bien, Dewey?” Me preguntó suavemente.  Sabía que estaba mintiendo. Sabía que no tenía ninguna razón para estar allí y que sólo  quería asegurarse de que yo estaba bien… y quería dejarme llevar, aceptando la compasión  que me ofrecía. Sin embargo, no era digno de su bondad.  “Sí.” Afirmé, conteniendo las lágrimas. “Sólo me sorprendió un poco. Lo siento. Pero mi  hermano no tiene la culpa de lo que dijo. Los abandoné. Siento que hayan tenido que presenciar  esa escena.” No podía levantar la cabeza, y mucho menos mirar a María directamente a los  ojos. “Como dije, tomaré un carruaje público, así que por favor regresen sin m—”  Mientras hablaba, me tomó en sus brazos y me encontré dentro de un cálido abrazo.IMAGEN“Dewey. ¿No te he dicho que no tienes que enfrentarte a todo tú solo? Puedes confiar en  mí.” Dijo, acariciando mi espalda. “Si tienes ganas de llorar, no debes contenerte. Te hará  sentir un poco mejor.” Continuó, y como si fuera una orden, las lágrimas empezaron a brotar  de mis ojos.  Me debatía entre la vergüenza de que me vieran llorar y el cálido consuelo del primer  abrazo suave que recordaba haber recibido.  Después de llorar un rato, me sentí un poco mejor, tal y como me había asegurado María.  Sin embargo, cuanto más me tranquilizaba, más se intensificaba la incomodidad. En particular,  mi cara estaba presionando contra algo muy suave, que sólo podía ser…  No, no pienses en eso. No puedo pensar en eso.  Pero cuanto más trataba de ignorar ese hecho, más pensaba en él.  “Ya estoy bien. Por favor, déjame ir.” Insistí, ahora al límite, y me liberé de su pecho,  quiero decir, de su abrazo.  Sólo podía imaginar lo roja que estaba mi cara en ese momento, pero al menos mi corazón  se sentía un poco más ligero.  “Ahora sí pareces estar bien.” Me dijo María con una sonrisa.  “Sí…”  La chica que amo me consoló mientras lloraba… ¿Debería alegrarme por esto? ¿Debería  estar avergonzado?  “Así que, ya que ahora estás bien, tengo una propuesta que hacer. ¿Te gustaría  escucharla?” Me miró fijamente con sus claros ojos azules, haciendo que mi cara se calentara  aún más.  “Por supuesto…”  “¿No vas a intentar volver a hablar con tu hermano?”  “¡¿Qué?!” Grité, completamente sorprendido. Había supuesto que María, en su  amabilidad, sugeriría mantener las distancias con alguien que claramente no quería saber nada  de mí.  “Pero me dijo que nunca volviese, porque abandoné a mi familia…”“Eso es lo que quiero decir.” Respondió ella, haciendo un gesto con el dedo índice. “No  los abandonaste. Les enviabas dinero, y hoy has venido corriendo en cuanto has leído esa  carta.” “Sin embargo, fue hoy que volví aquí desde que ingresé al Ministerio…”  “Apenas ha pasado medio año desde que te fuiste. Acabas de empezar tu nuevo trabajo,  así que estoy segura de que has estado ocupado poniéndote al día con el trabajo incluso en tus  días libres.”  “Es cierto, sí, pero…” Sabía que, si realmente hubiera querido hacerlo, podría haber  encontrado el tiempo para volver a casa. Decidí no hacerlo.  “Y sobre todo, ni siquiera sabes por qué tu hermano te dijo esas cosas.”  “Eso es porque lo dejé a él y a todos mis otros hermanos…”  “¡Pero no lo has hecho! No puedes estar seguro de lo que siente, ya que nunca han hablado  de ello. Sólo estás haciendo suposiciones. Alguien” Dijo con una risita. “Me dijo una vez esto:  no se puede saber lo que piensa la gente, incluso si son muy cercanos a ti. Incluso si son de  la familia. Así que tienes que hablar con ellos para estar seguro.”  Me di cuenta de que intentaba imitar a Katarina y no pude evitar reírme.  Sin embargo, tenía razón. Incluso cuando vivíamos juntos, Ronnie y yo estábamos tan  ocupados que nunca teníamos mucho tiempo para hablar entre nosotros. Era un tipo gruñón,  pero siempre estaba pendiente de sus hermanos; no sabía por qué diría algo como eso.  No debo huir, pensé, pero tampoco pude armarme de valor para dar un paso adelante.  “Iré contigo.” Declaró entonces María, e inmediatamente comencé a caminar de vuelta a  la casa, con la mujer más maravillosa del mundo a mi lado.  “Hmmm… No creo que haya hecho ningún giro equivocado…”  Había estado siguiendo las indicaciones de la hermana de Dewey para llegar al lugar de  trabajo de Ronnie, pero no parecía llegar a ninguna parte, y empecé a sentirme ansiosa. Había  mucho verde a mi alrededor, pero ni una sola alma a la que pudiera pedir información.No se me daba tan mal seguir direcciones… pero tampoco tenía una brújula incorporada  en mi cabeza. Además, no conocía realmente esta ciudad, salvo la zona que rodea la casa de  María. Nunca había estado cerca del lugar de trabajo de Ronnie, y sinceramente me sorprendió  incluso encontrar un camino en lo que era básicamente un bosque.  “Pensé que estaría cerca, ya que fue allí a pie…”  Y sus piernas también estaban heridas… Es triste pensar que tuvo que caminar por este  camino lleno de baches y rocas.  Seguí dando tumbos por el camino hasta que vi la espalda de Ronnie en la distancia.  Así que no me perdí.  Caminaba relativamente despacio, probablemente por su pierna herida, así que alcanzarlo  no fue tan difícil. “¡Ronnie!” Llamé cuando estuve lo suficientemente cerca.  “¿E-Eh? ¿Por qué estás aquí?”  “Quería hablar un poco más contigo.” Le contesté, y me miró con desconfianza.  “¿Por qué debería hablar contigo? Y además no tengo tiempo. Me voy a trabajar.”  “Pero he oído decir a tu hermana que tu trabajo implica una labor manual extenuante.  ¿Cómo vas a trabajar, así de herido?”  “Tsk, siempre abriendo la boca…” Refunfuñó, claramente disgustado. “Lo sé, pero tengo  que ir a ver si hay algo que pueda hacer. Si no gano dinero, todos los pequeños se van a morir  de hambre.”  “¿Así que ni siquiera estás seguro de que vayas a trabajar? Entonces será mejor que  descanses durante el día, o tus lesiones no mejorarán. Si necesitas informar que te tomarás el  día libre, puedo entregar el mensaje por ti.”  “¿Siquiera me estas escuchando? Me pagan por día y tengo que trabajar. No puedo  tomarme un día libre así como así.”  “Pero si vas y te haces más daño, no podrás trabajar. Si necesitas dinero ahora, pídele a  Dewey. Estará feliz de saber que puede ayudar.”  “Dewey nos dejó. Ya no es uno de los nuestros.” Respondió secamente, frunciendo el  ceño.“Estaba muy preocupado por todos ustedes al venir aquí, ¿sabes?”  “Ese tipo…” Murmuró, y capté un atisbo de tristeza en sus ojos.  “Te preocupas mucho por tu hermano, ¿verdad?” Le pregunté a Ronnie, cuyo rostro se  agrió de inmediato.  “¡¿Eh?! ¡¿De qué estás hablando?! ¡Acabo de decir que ya no es uno de nosotros!”  “Eso has dicho, pero ¿no significa eso que no quieres que se preocupe por el resto y que  disfrute de su propia vida?” Repliqué, sintiendo que ése era el verdadero significado de sus  duras palabras.  “¿Cómo se te ocurrió esa idea?”  “Al mirarte allí y aquí ahora. Es obvio que es importante para ti.” Declaré, mirándole  fijamente con confianza.  Ronnie comenzó a rascarse torpemente la cabeza. “¿Dewey dijo eso?”  “No. Es sólo lo que pienso. Dewey pensó que lo odiabas, y se sorprendió bastante por  eso.” Respondí, y Ronnie me lanzó una mirada que era mitad alivio y mitad pena.  “Entonces deja que piense eso. No le cuentes lo que me acabas de decir.”  “¿Pero por qué? Le dolió mucho escuchar esas palabras viniendo de uno de sus queridos  hermanos. Deberías dejar de avergonzarte por ello y decirle la verdad.”  “¡No me avergüenzo de nada!”  “¿No es así?”  Huh, pensé que ese era el problema. Ronnie parece el tipo que tiene problemas para  admitir sus propios sentimientos.  “¡Claro que no! Es que no quiero agobiarlo…”  “¿Cómo así…?”  “Has visto a esa escoria que llamamos ‘padre’. Mientras nosotros nos dejamos la piel, él  nos roba todo el dinero que puede, se emborracha y nos pega. Y nuestra madre tampoco es  mucho mejor. Por eso tenemos que vivir en esa pequeña choza que se va a derrumbar cualquier  día. Yo nunca he ido a la escuela, así que no puedo esperar conseguir ningún trabajo decente, ya que no sé leer. Y todos los demás que se fueron antes que Dewey estaban igual. Él fue el  único que lo logró. Entró en el Ministerio… y tener que cuidar a una familia como ésta sólo  va a ser una molestia para él.”  “Eso no es…”  Antes de que pudiera decir la verdad, Ronnie añadió una cosa más.  “Es nuestro orgullo.” Dijo, pareciendo tranquilo y satisfecho mientras lo hacía. “Siempre  ha sido inteligente, ya sabes. Incluso aprendió a leer por su cuenta. Cuando me dijo que quería  ir a la escuela, supe que era lo mejor para él. Iba a la escuela y luego volvía a casa a trabajar.  Sé lo mucho que trabajaba, créeme. Y entonces, ¿sabes qué?, era incluso más inteligente que  todos los otros niños de allí, y consiguió saltarse varios. Me alegré mucho cuando me enteré  de eso. Luego el colegio lo recomendó para hacer el examen del Ministerio, y consiguió  aprobarlo sin problemas. Estoy tan orgulloso… No, todos estamos tan orgullosos de tenerlo  como hermano.”  El recuento de Ronnie de los logros de su hermano era feliz y cariñoso. Estaba claro que  no mentía al decir que estaba orgulloso de Dewey.  “Por eso no quiero agobiarlo. Quiero que se olvide de escoria como nosotros y que viva  su mejor vida.” Sonrió con tristeza.  “Ronnie… Ni tú ni tus hermanos son escoria.”  “No sé leer y no sé hacer cálculos con números. Soy un pedazo de escoria inútil, como mi  padre.”  “Tu padre puede ser una escoria, pero eso no se aplica a ti. Por supuesto, saber leer y  escribir es muy útil, lo reconozco, pero esas habilidades no te hacen peor ni mejor persona. En  todo caso, tengo un buen concepto de ti por la forma en que cuidas de tus hermanos menores.”  A pesar de la paliza que había recibido, seguía decidido a ir a trabajar para alimentar a su  familia. A pesar de que esto podía hacer que Dewey le odiara, quería que su hermano pequeño  fuera feliz y libre. Eso era lo contrario a ser escoria.  Ronnie me miraba fijamente, sorprendido. Tal vez, al igual que Raphael había teorizado,  tanto Dewey como Ronnie habían sido menospreciados por alguien durante toda su vida —su  padre, obviamente— y acabaron perdiendo toda la confianza en sí mismos.“Yo…” Ronnie finalmente comenzó a hablar, pero la voz de alguien con brío lo  interrumpió.  “¡Ahí estás!” Gritó la voz. Me di la vuelta y vi a una mujer encapuchada que salía  corriendo del bosque hacia nosotros con una sonrisa en la cara. Era la misma mujer que Liam  y yo habíamos conocido cerca del orfanato. Larna me había dicho su nombre…  “¿Sarah?” Me pregunté, y ella pareció sorprendida.  “¿Cómo conoces ese nombre?” Me preguntó.  “Alguien me lo dijo, obviamente. Y lo que es más importante, ¿qué quieres?” Le contesté,  desconfiando de ella, y se echó a reír.  “He venido a intimidarte un poco.”  “¡¿Eh?!” Pronuncié, confundida por esa respuesta sin sentido. “¿Por qué demonios harías  eso? Apenas nos conocemos, ¡y esto es lo más que hemos hablado!”  “Sí.” Aceptó ella después de pensarlo un rato. “Es cierto. Pero, verás, últimamente me  siento rara aquí arriba por tu culpa.” Continuó, poniéndose una mano en el pecho.  Por primera vez, su expresión no parecía falsa. Su cara ahora mismo me recordaba a la de  una niña que podría empezar a llorar en cualquier momento. Me dio un poco de pena y le tendí  la mano.  “Y así, te intimidaré un poco para compensar.” Concluyó, volviendo a su sonrisa falsa  mientras levantaba y luego bajaba rápidamente los brazos. Al hacerlo, una enorme serpiente  negra apareció de la nada.  ¡Vaya! ¡Eso parece incluso más realista que las serpientes que yo hago! Pensé, sin  comprender la gravedad de la situación.  “¡Cuidado!” Gritó Ronnie, saltando delante de mí para protegerme de la serpiente, que le  golpeó directamente en el brazo.  “¡Hng!” Gritó de dolor.  “¿Estás bien?” Pregunté, tratando de determinar si se había herido.“No es nada. ¡Pero no te quedes ahí parada como un idiota! ¿Y qué le pasa a esa chica?”  Gritó, pero, por la forma en que se sujetaba el brazo y la expresión de dolor en su rostro, pude  comprobar que definitivamente no había sido nada.  Se lanzó a protegerme aunque apenas me conoce… ¡Realmente es un buen tipo!  “Lo siento. Ella es… una especie de conocida, pero supongo que me odia por alguna  razón. De todos modos, muéstrame tu brazo.”  El lugar donde la serpiente le había golpeado se había convertido en un gran moratón  negro.  “¡¿Qué es esto?!” Gritó, asustado por la mancha antinatural en su piel.  Esto no es un moretón normal. Fue Magia Oscura, tal como sospechaba… Esa chica  realmente sabe cómo manejar los hechizos desagradables, eso es seguro. Es como aquella vez  que nos encerró en ese espacio negro… Pensé, con la diferencia de que, en distinción de la  vez anterior, no tenía ni idea de qué hacer.  “Awww, he fallado.” Murmuró Sarah con un ceño claramente falso. Sin embargo, me  temía que no iba a dejarlo así.IMAGEN“Ronnie, esa mujer es peligrosa. Por favor, huye.” Le pedí, pero negó con la cabeza.  “No voy a dejarte sola con alguien peligroso.” Respondió. No sólo era un buen tipo, sino  también un valiente.  “Gracias, pero no te preocupes, sé cómo defenderme. Sin embargo, no puedo aguantar  tanto tiempo, así que quiero que vayas a avisar a esa mujer del Ministerio que estaba conmigo  antes. ¿Puedes hacerlo?”  “Si puedes defenderte, entonces probablemente estés mejor sin mí…” Concedió, mirando  su cuerpo herido. “Iré a buscar a esa mujer.”  Cuando empezó a correr de vuelta a su casa, añadí mentalmente “puede tomar decisiones  y actuar rápidamente bajo estrés” a la lista de cosas buenas de Ronnie.  “¡Y que te mire el brazo!” Grité mientras se escapaba. Levantó una mano para mostrar  que había entendido.  Bien. Y ahora, vamos a ocuparnos de ella, pensé, dándome la vuelta de nuevo para mirar  a Sarah.  “Es la segunda vez que dejas escapar a alguien. Eres muy amable, ¿verdad?” Habló con  una gran sonrisa y una voz inadecuadamente fría.  Seguía fingiendo emociones de forma tan constante que no podía saber lo que estaba  pensando en absoluto. Antes había vislumbrado lo que parecía una verdadera reacción, pero  sólo había durado un segundo.  “Dime, ¿por qué…?”  “Y eso es una cosa más que odio de ti.” Me interrumpió, volviendo a mover el brazo. Esta  vez apareció una niebla negra que me rodeó.  Todo a mi alrededor se volvió negro y silencioso mientras el bosque desaparecía.  Debe ser el mismo hechizo de antes, no hay duda. Está tratando de atraparme en la  oscuridad. La última vez fue tan aterrador… Nunca podría haber salido si Jeord y Keith no  hubieran estado conmigo. Pero esta vez, es diferente. cómo salir.  Visualicé mi varita de calavera, algo que ya estaba bien acostumbrada a hacer. Enseguida  sentí su peso en la mano y apreté los dedos alrededor de ella. Entonces, agité la varita y visualicé que la oscuridad desaparecía. Un pequeño punto de luz apareció frente a mí y empezó  a absorber toda la oscuridad que lo rodeaba.  ¡Perfecto! Lo hice.  Pronto salí de la oscuridad y volví a entrar en el bosque, donde Sarah estaba de pie frente  a mí, con un aspecto terriblemente molesto.  “Así que realmente puedes luchar contra mi hechizo tan fácilmente… Entonces, ¿qué te  parece esto?” Se burló de mí, levantando el brazo por tercera vez. Sabía que cuando lo bajara  haría surgir otro hechizo oscuro.  Al ver que no había tanta distancia entre nosotras, me apresuré hacia ella y tomé su brazo  con la mano, impidiendo que lo moviera. Era extremadamente delgado, de forma preocupante.  “Escucha. Quiero hablar de esto contigo. Le supliqué.  “¿Qué estás diciendo?” Preguntó incrédula. Por una vez, su cara de asombro parecía  auténtica, lo que me hizo sentir cierto alivio.  “Parece que me odias por alguna razón, pero yo no te odio. Quiero saber más sobre ti y  quiero entenderte. Por eso me gustaría hablar.” Le expliqué, aun sujetando su brazo.  Sus ojos negros estaban tan abiertos como los de un niño asustado mientras miraba  fijamente los míos.  “Mira…” Intenté continuar, pero ella se sacudió mi mano, se bajó la capucha sobre la cara  y se adentró en el bosque como si quisiera huir de mí.  Parece tan… indefensa.  “Al final, seguimos sin poder hablar…” Suspiré para mis adentros mientras Sarah  desaparecía entre los árboles.  Yo, la chica a la que llamaban Sarah, corría sin rumbo por el bosque. No sabía a dónde  iba, pero sentía que no podía parar. Si lo hiciera, esa extraña sensación en el pecho se habría  apoderado de mí.  Siempre había pensado que Katarina Claes era una mujer rara, pero hoy me he enterado  de que era aún más rara de lo que había imaginado.¿Quiere hablar conmigo? ¿Conocerme? ¿Entenderme? Nunca he oído cosas tan  extrañas. ¿Qué le pasa?  La forma tranquila y pacífica en que me había mirado cuando dijo esas cosas las hizo aún  peores. Era la primera vez que alguien me miraba así… ¿O no?  Tal vez, hace mucho tiempo, otra persona me había mirado así. Antes de que mi padre  dejara de volver a casa, mi madre me dirigía esa misma mirada tranquila mientras me  acariciaba la cabeza. Y cuando mi padre desapareció y mi madre empezó a ignorarme, aquel  chico me sonreía amablemente.  E incluso antes de eso, mi padre…  Cuando la oscuridad se apoderó de mí, había encerrado todos esos recuerdos para proteger  mi corazón. Vivía sin pensar, haciendo sólo lo que se me ordenaba. Ahora, por culpa de esa  maldita mujer Claes, esos recuerdos habían empezado a resurgir.  Había sido un día muy largo…  “Mamá, estoy de vu—”  Abrí la puerta y me encontré con hombres desconocidos dentro de mi casa. Asustada por  esa visión, miré a mi alrededor buscando a mi madre, antes de verla finalmente tumbada en el  suelo más allá de los extraños intrusos. Una sola mirada bastó para comprender que no le  quedaba vida.  Dejé escapar un grito que no se puede describir con palabras, y sentí que algo explotaba  dentro de mí. Todo mi cuerpo fue tomado por una ráfaga de calor.  “¡Esta niña tiene magia! Se supone que también debemos matarla, pero… ¿Qué debemos  hacer?”  “Los niños con magia pueden ser útiles. Llevémosla con nosotros por ahora.”  “¿Y qué pasa con el cuerpo?”  “Las órdenes sólo dicen que nos aseguremos de que el cuerpo no pueda encontrarse.”  Los hombres hablaban entre ellos, pero yo no podía oírlos. Seguí gritando y abrazándome  a mí misma.Me siento tan caliente… Mamá… ¡Mamá!  De repente, vi aparecer una sombra oscura delante de mí y sentí un fuerte dolor en el  estómago. Lo último que se me pasó por la cabeza mientras perdía el conocimiento fue la  amable madre que ya no tenía y la cara amable del chico pelirrojo.  ¿Por qué de repente estoy recordando estas cosas?  Las lágrimas —algo que creía que no podía evitar— salían de mis ojos.  Mi corazón palpitaba, de dolor, de tristeza, de anhelo, de pena.  Corrí aún más rápido, rebosante de emociones desconocidas. Seguí lanzándome entre los  árboles, rascándome la cara, las manos y los pies contra las ramas, con la esperanza de volver  pronto a la normalidad.  Me quedé mirando el bosque en el que la mujer había desaparecido antes de darme cuenta  de que tenía cosas más importantes que hacer. Ronnie seguía herido y le había mandado llamar  a Larna. Tenía que decirle cuanto antes que no tenía que apresurarse más, o estaría sometiendo  a su cuerpo, ya debilitado, a un estrés excesivo.  Aunque corrí de vuelta tan rápido como pude, para cuando alcancé a Ronnie ya estaba  casi de vuelta en su casa. Él se dio cuenta de mi presencia y nos quedamos allí un rato,  mirándonos fijamente, jadeando de tanto correr. Debió de ser una imagen bastante divertida.  “Hah… Hah… G-Gracias… por volver hasta aquí… corriendo…” Jadeé en cuanto tuve  suficiente aliento para hacerlo.  “Huff… Huff… No te preocupes… Haah… Esto ni siquiera… cuenta como  calentamiento…” Respondió, todavía resollando.  Corrió todo este camino sólo porque se lo pedí, y saltó delante de mí sin pensarlo dos  veces para salvarme de esa serpiente… Es un tipo tan bueno. ¡Oh, sí!  “¡Ronnie, muéstrame tu brazo!” Ordené, y lo miré más de cerca. El moretón negro no  había crecido ni se había oscurecido, pero tampoco se había encogido en absoluto.  “¿Duele?” Pregunté.“No es para tanto, en realidad.” Respondió con indiferencia, pero cuando le toqué el  moretón, se retorció claramente de dolor.  ¿Qué clase de hechizo puede ser este?  “Siento que esto te haya pasado por mi culpa…”  “Fui yo quien decidió saltar delante de esa serpiente.” Me dijo, pero al final todo había  sido por mi bien. Y pensar que el pobre ya había sido bastante herido por su padre.  Me pregunté si la Magia de Luz de María podría arreglar su moretón; la Magia de Luz  podía curar las heridas, pero desgraciadamente no había funcionado aquella vez que Keith  había sido… maldecido o lo que fuera.  Tal vez pueda lograrlo, como con lo de la maldición… Pensé, e intenté hacerlo, pero sin  éxito. Vale, eso no ha funcionado… ¿Qué tal si lo absorbo como hice con la niebla negra?  Podría intentarlo.  Puse una mano en la espalda, para que Ronnie no la viera, e hice aparecer mi varita de  calavera. Con un movimiento de muñeca, visualicé que el hematoma era absorbido por la nada,  y…  “¿Qué es eso? Esa cosa negra está, como, subiendo…” Exclamó Ronnie, sorprendido por  cómo el hematoma abandonaba su cuerpo y desaparecía a mis espaldas. “¡¿Qué está  pasando?!”  ¡Lo he conseguido! ¡Soy genial!  “¡¿Puedes decirme qué está pasando?!” Repitió su pregunta, probablemente entendiendo  que había usado magia en él. Sin embargo, no podía explicar lo que había hecho, ya que la  Magia Oscura estaba involucrada.  Intenté inventar una buena excusa… y fracasé. “Es, ummm, un secreto comercial. No  puedo hablar de los detalles.”  “Oh, claro… Tú también trabajas en el Ministerio.”  Por suerte, no sabía mucho de magia y supuso que era algo normal.  “Entonces, ¿te sigue doliendo el brazo?” Pregunté.“El dolor desapareció junto con el hematoma…” Respondió, para mi alivio. Todavía  quería que María le echara un vistazo, pero al menos parecía que lo peor había pasado.  “Sin embargo, no puedo arreglar tus otras heridas. Necesitaremos a otra persona para que  se encargue de ellas.” Le expliqué, mirando los demás moratones no mágicos que aún tenía  por culpa de su padre.  Sacudió la cabeza. “Olvídate de eso. Son culpa mía.”  “¡No puedo olvidarlo! Estás todo maltrecho y encima te hice correr. Además, no es tu  culpa que tu padre te haya golpeado.”  En retrospectiva, su padre probablemente había sido tan duro con él porque Ronnie había  tratado de alejarlo de Dewey. Sea o no el caso, Ronnie ciertamente no tenía la culpa de la  violencia de su padre.  Volvió a negarse. “Sin embargo, lo es. De todos modos, deberías dejar de preocuparte por  mí e irte a casa. ¿No te esperan tus amigos?”  Sin embargo, esta vez no tenía intención de rendirme. “No. No me iré a casa hasta que  haya visto tus heridas tratadas y que tú y tu hermano tengan una discusión adecuada.”  “¿Cuál es tu problema, chica?” Parecía sorprendido. “Ya he dicho que no quiero que tenga  nada que ver con nosotros nunca más.”  “Porque le pesaría, ¿verdad?”  “Cierto. No necesita a ninguno de nosotros, ignorantes e inútiles.”  “No puedes ser tan dura contigo mismo. Olvídate de agobiarlo. Dewey está orgulloso de  ti, lo sabes.”  “¿Porque cuido a los demás? Lo hago porque nadie más lo haría.”  Realmente no quiere admitirlo… Llegar a él no va a ser fácil.  “Es obvio lo mucho que te importan… e incluso te arriesgaste a protegerme a mí, un  desconocido, antes de correr a buscar ayuda a pesar de lo herido que estabas.”  Normalmente no harías eso por alguien que acabas de conocer unos minutos antes.  “Eso fue sólo en el calor del momento…”“Aun así, eso no es algo que haría cualquiera. Eres una gran persona. Eres amable y  fuerte.” Declaré, alzando mis puños.  “¡Tiene razón!” Gritó una voz cercana. Miré en esa dirección y encontré a Dewey, también  alzando los puños, de pie junto a María.  ¡Oh, María lo trajo de vuelta! ¡Así se hace!  “¡Siempre estás pendiente de los demás! Sé que eres el que más trabaja, ¡y ni siquiera usas  el dinero que ganas para ti! Lo usas para nuestros hermanos, ¡porque eres muy amable!” Le  dijo Dewey a su hermano.  “¿Cuánto tiempo has estado escuchando?” Se preguntó Ronnie, medio apenado y medio  avergonzado.  “Desde que dijiste que ya no querías que tuviera nada que ver contigo… No sabía que  pensabas que me ibas a agobiar o algo así.”  Ronnie se cubrió la cara con la mano y dejó escapar un gran suspiro. Dewey había  escuchado la parte que su hermano más quería ocultar.  “No tiene sentido ocultarlo ya que lo has escuchado… Es tal y como dije. Has luchado  para salir de esta miseria. El resto de nosotros sólo te arrastraría, así que…”  “¡Eso no es cierto!” Interrumpió Dewey a su hermano. Estaba tan apasionado al decir esas  palabras que su cara se había puesto roja.  Esa fue la primera vez que escuché a Dewey gritar. A pesar de su corta edad, siempre  estaba tranquilo y sereno.  “¿Cómo me arrastrarían? ¡Si no fuera por ti, nunca habría podido entrar en el Ministerio!”  Ronnie, ligeramente sorprendido por el arrebato de su hermano, respondió: “Yo no hice  nada. Tú fuiste el que puso todo el esfuerzo.”  “De ninguna manera ‘no hiciste nada’. Por aquel entonces, estaba tan concentrado en dar  lo mejor de mí que ni siquiera me di cuenta, pero después de empezar a trabajar en el  Ministerio y poder recuperar el aliento, me di cuenta de lo mucho que me apoyabas.” Rebatió  Dewey, acercándose a su hermano y tomándole las manos. “Tú hacías parte de mi trabajo, ¿no  es así? Si no, ¿cómo iba a ser capaz de hacer un día entero de trabajo después de volver del  colegio?”Ronnie no contestó, pero el modo en que se sonrojaba no dejaba lugar a dudas.  “Te respetaba entonces y te respeto ahora. Así que no digas que sólo me arrastrarías.”  Dewey le gritó a su hermano.  Después de permanecer en silencio durante unos momentos, Ronnie finalmente  respondió. “Siempre he estado muy orgulloso de ti. Todos lo hemos estado. Lograste un  trabajo tan bueno a pesar de que nadie te dio nada. Por eso queríamos que fueras libre para  disfrutar de la vida que te mereces.”  Dewey empezó a llorar, pero sospeché que probablemente no eran lágrimas de tristeza.  “Empecé a estudiar y a esforzarme tanto porque quería una vida mejor para mí, es cierto. Pero  la única razón por la que seguí haciéndolo fue porque quería una vida mejor para ti y también  para todos nuestros otros hermanos!”  “Dewey…”  “¡Entonces, no huyas de mí así! ¡Dejemos atrás esa terrible vida!”  Parecía que las palabras de Dewey habían llegado finalmente al corazón de Ronnie.  “Tienes razón.” El hermano mayor asintió.  María y yo, profundamente conmovidas, los mirábamos de reojo.  “Son tan buenos hermanos.” Comentó.  “Sí.” Acepté inmediatamente.  Ahora que Dewey y Ronnie habían superado por fin sus malentendidos, podíamos volver  todos a su casa. Al parecer, los dos hermanos querían hablar con el resto de sus hermanos.  Eso tiene sentido… Aunque saben que se cubren las espaldas, realmente tienen que hacer  algo con esos padres. Ellos son la causa de todos los problemas en esa familia. Incluso si  todos los niños se escaparan con la ayuda de Dewey, ese padre moroso de ellos podría  perseguirlos.  María y yo le dijimos a Dewey que nos pidiera ayuda si necesitaba algo, y él dijo que lo  haría. Parecía que los acontecimientos de hoy le habían cambiado para bien, enseñándole que  estaba bien confiar en los demás.Cuando llegamos a su casa, estaba dispuesto a luchar contra su horrible padre con todas  las fuerzas que tenía en mí, pero me encontré con una escena sorprendente.  “Umm… ¿eh?”  El padre de Dewey no aparecía por ningún lado. En cambio, todos sus hermanos estaban  limpiando la casa, ayudados por un grupo de personas que nunca había visto antes. Como  Larna les daba órdenes a diestro y siniestro, probablemente eran sus subordinados.  “¿Srta. Larna…? ¿Qué está pasando?” Preguntó un desconcertado Dewey.  “Oh, Dewey.” Respondió con cara seria. “Me enteré de que tus padres no encontraban  trabajo, así que les ‘encontré’ uno. El empleador les proporcionará el alojamiento, y debían  empezar de inmediato, así que los envié de camino. Estarán ocupados durante un tiempo, así  que si quieres contactar con ellos, habla conmigo.”  Todo eso sonaba maravilloso… excepto porque era obviamente una mentira. Los padres  de Dewey obligaban a sus hijos a trabajar para no tener que hacerlo, así que estaba segura de  que Larna era la culpable de su supuesto cambio de opinión.  Sin embargo, a pesar de notar lo sospechosa que sonaba esa historia, Dewey no parecía  en lo más mínimo preocupado; si acaso, parecía aliviado de saber que sus padres habían sido  básicamente secuestrados. Esa reacción te decía todo lo que necesitabas saber sobre lo que  pensaba de ellos, y todos sus hermanos también parecían más relajados que antes.  “Y… ¿por qué mis hermanos están limpiando?” Preguntó Dewey.  “Para poder marcharse.” Respondió Larna con indiferencia.  “¿Marcharse…? ¡¿Se van a ir de la casa?!”  “No podemos dejar que se queden aquí solos ahora que tus padres están fuera ‘trabajando’,  ¿verdad? He oído que uno de tus hermanos es mayor de edad, pero cuidar de tantos niños sería  demasiado para él. Voy a hacer que se muden a un apartamento administrado por el Ministerio,  donde los cuidarán según sea necesario.” Explicó como si fuera lo más obvio del mundo.  Esos niños habían estado viviendo aquí básicamente solos durante toda su vida, pero  Larna, que no iba a tolerar eso, había dispuesto inmediatamente su traslado. Realmente era  una superiora capaz.  “Pero no tenemos suficiente dinero para mudarnos…” Ronnie había palidecido de miedo.“No te preocupes, tus padres lo pagarán con su nuevo trabajo. Y los alojamientos del  Ministerio no son tan caros, así que parte del sueldo de Dewey será más que suficiente. Incluso  te encontraré un nuevo trabajo de verdad, si quieres.” Respondió Larna, dejando al joven  sorprendido y casi incapaz de aceptar tanta amabilidad.  Sin embargo, cuando Dewey bajó la cabeza y dio las gracias a Larna, su hermano pareció  convencido, e hizo lo mismo.  “Déjenlo todo en mis manos.” Les aseguró Larna, sonando muy satisfecha de sí misma.  Y así, se decidió que todos los hermanos de Dewey se mudarían a una casa adecuada, y  que Ronnie también conseguiría un nuevo trabajo. Eso seguro que hizo que Dewey también  se sintiera muy aliviado.  Una vez terminada la discusión, le expliqué a Larna cómo nos habíamos topado con Sarah  y cómo ésta había golpeado a Ronnie con un hechizo de Magia Oscura que luego eliminé.  “¡¿Cómo te ha encontrado?! ¿Sigue tu olor o algo así? ¿O es magia? Hmm. Esto es muy  interesante…”  Larna tenía razón: la última vez podría haber sido una coincidencia, pero hoy Sarah había  estado claramente buscándome.  ¿Huelo… tan fuerte?  “Por la forma en que dices que se escapó, probablemente no va a volver tan pronto. Sin  embargo, guarda esto. Por seguridad.” Me dio algo que parecía un pequeño huevo con un trozo  de cuerda que salía de él.  “Si alguna vez tienes problemas, tira de esa cuerda. El dispositivo hará un fuerte ruido y  otro dispositivo que llevo encima me avisará de ello. Utilízalo si Sarah vuelve a acercarse a  ti.” Explicó.  Oh, así que es como las alarmas de llavero que los niños usaban en mi viejo mundo…  Debe haber hecho esto con magia.  “Pero, sabes, tengo que preguntarte algo.” Continuó. “Tienes un familiar, ¿verdad? ¿Por  qué no lo usas cuando necesitas ayuda?”  “¡Oh, es cierto! ¡Me había olvidado de él! Otra vez.”Pochi, mi familiar oscuro, era un chico muy bueno. Siempre acudía al rescate, siempre  que me acordara de llamarle. Por desgracia, eso casi nunca ocurría, ya que tendía a pensar en  él como una simple mascota.  “Intentaré acordarme la próxima vez…” Le prometí a mi superior, que me lanzaba la  mirada más abatida de la historia.  “Por favor, hazlo… Aunque espero que no haya una próxima vez.” Respondió con una  profunda inclinación de cabeza.  En realidad, debía informar al Ministerio de todo lo sucedido con Sarah, pero Larna, que  no quería mantenerme ocupada en mi día libre, se ofreció a hacerlo por mí, basándose en lo  que le había contado.  “¿Pero no es un día libre para ti también?” Pregunté.  “No te preocupes. Es básicamente un pasatiempo para mí.” Respondió.  Tanto ella como María miraron el brazo de Ronnie, y no encontraron nada malo en él.  Esta última incluso arregló el resto de sus heridas con su Magia de Luz, y Ronnie quedó muy  impresionado e igualmente agradecido. Junto con Dewey, ahora iba a ayudar al resto de sus  hermanos a prepararse para la mudanza.  María y yo también queríamos ayudar, pero nos dijeron que ya había más que suficiente  gente allí —incluidos los que Larna había llamado— y que debíamos volver.  “Sin embargo, todavía es un poco pronto para volver a casa…” Observé, mirando el sol  todavía alto en el cielo.  “En ese caso… ¿te gustaría pasar por mi casa?” Sugirió María tímidamente.  “¡Por supuesto! Al fin y al cabo hemos venido hasta aquí, ¡y seguro que tú también quieres  pasarte por tu casa!” Estuve de acuerdo, y así se decidió nuestra próxima parada.  Las dos, acompañadas por Pochi, a quien Larna me había dicho que llamara por si acaso,  nos dirigimos hacia la casa de María, esta vez caminando por una calle pavimentada adecuada.  El camino por el que Ronnie y yo habíamos corrido antes era poco más que un sendero a través  del bosque, despejado para permitir unas obras de construcción en las cercanías.El pobre Ronnie tenía que usar ese camino para ir a trabajar todos los días… Al menos  ahora Larna le introducirá en un trabajo adecuado, y no tendrá que preocuparse tanto por  sus otros hermanos. Ha sido una vida dura para él, pero espero que ahora sea feliz.  Mientras pensábamos en el futuro de la familia Percy y lo discutíamos con María,  seguimos caminando hasta casi llegar a su casa.  “Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que vi a tu madre. Debería haber traído un  regalo o algo.”  “No te lo mencioné, pero… dada la hora del día, es poco probable que mi madre esté en  casa. Probablemente estará en el trabajo.” Respondió María, con cara de preocupación.  “¿De verdad? ¿No estará allí?”  “Creo que sí. Lamento no habérselo mencionado antes.”  “Oh, no te preocupes. Eso no es un problema. Pero entonces, ¿por qué quieres ir a casa?”  Había pensado que la única razón por la que quería visitarla era para ver a su madre.  “Pensé que tal vez… mi padre podría estar allí.”  “Tu padre…”  De repente me di cuenta de que, en todo el tiempo que nos conocíamos, apenas había oído  a María mencionar a su padre.  Si está en casa a estas horas, ¿significa que trabaja de noche? Pero espera, ¿entonces  por qué no estaba en casa cuando conocí a la madre de María?  Tenía algunas dudas, pero María empezó a hablar antes de que pudiera expresarlas.  “En realidad, no he hablado con mi padre desde que aparecieron mis poderes mágicos…”  Confesó.  Me sorprendió mucho. Ella y su madre parecían estar en tan buenas relaciones que supuse  que lo mismo ocurría con ella y su padre.  “¿No fue eso… hace mucho tiempo?”  “Sí. Tenía cinco años en ese momento.”¡Eso es prácticamente toda su vida! ¿Ha estado viviendo con este problema durante más  de una década?  “Como mis padres son plebeyos, tener un bebé que podía usar la magia los convirtió en  objeto de muchas conversaciones desagradables.” Explicó con tristeza.  Por primera vez, comprendí bien las circunstancias que rodearon la infancia de María.  Como noble, tener poderes mágicos era algo normal y bueno. Los que me rodeaban me  alababan sólo por haber nacido así. Sin embargo, eso no se aplicaba a los plebeyos, que  normalmente no tenían magia. Mi hermano Keith, por ejemplo, nació de una escapada entre  un noble y una plebeya… y la mayoría de la gente probablemente asumía que ese también era  el caso de María.  La primera vez que visité este pueblo, me di cuenta de que todo el mundo sabía dónde  estaba la casa de María. Pensé que era un barrio muy unido, pero quizá la verdad no era tan  agradable. Tal vez la familia de María era tratada como un objeto de cotilleo, ya que el  nacimiento de un bebé mágico en un pueblo tan pequeño era un hecho muy raro.  “Y entonces mi padre dejó de venir a casa…” Continuó, bajando la cara con tristeza antes  de volver a levantarla rápidamente, esta vez con los ojos llenos de determinación. “Pero al ver  lo que pasó con Dewey me decidí. Debo hacer algo al respecto. Le dije a Dewey que tiene que  hablar con su familia para entender bien la situación, pero me faltó valor para hacerlo yo  misma. Sin embargo, no voy a huir más de la verdad. Quiero intentar hablar con mi padre.”  María era una persona especial: no sólo podía utilizar Magia de la Luz, sino que era la  protagonista de todo este mundo. Al mismo tiempo, no era más que una chica de mi edad con  todos sus problemas y miedos. Sin embargo, estaba dispuesta a enfrentarse a sus debilidades  y a seguir adelante. Esto es lo que realmente la hacía especial.  “No puedo hacer nada por ti, pero estaré a tu lado.” Le dije, tomando sus manos entre las  mías.  “Gracias.” Ella sonrió. “Cuando estás a mi lado, siento que puedo hacer cualquier cosa.”  Seguimos caminando, tomadas de la mano, hasta su casa.Capítulo 5:  Padre e hija, divididos  Yo, María Campbell, caminaba hacia mi propia casa con un nuevo valor, un valor que me  había dado el calor amoroso de la mano que sostenía la mía.  Cuando aparecieron mis poderes mágicos, mi madre empezó a salir cada vez menos de  casa. Fue la visita de Lady Katarina durante las vacaciones de verano de la academia lo que la  convenció de salir de su ermita. Gracias a ella, ese día pude tener una conversación adecuada  con mi madre. Esto nos ayudó a arreglar nuestra relación, y ahora nuestro vínculo era tan fuerte  como siempre.  Como las cosas entre nosotros mejoraron, mi madre incluso empezó a trabajar en una  panadería. Al principio solo lo hacía unos días a la semana, pero poco a poco los fue  aumentando y ahora trabajaba casi todos los días.  Un día, al volver a casa de su trabajo, me contó con una sonrisa lo divertido y satisfactorio  que era para ella. Además, pudo hacer amigos en el lugar de trabajo, y en sus días libres incluso  salía a la ciudad con ellos.  Mi madre había cambiado mucho en un par de años, pero mi padre seguía sin volver. De  vez en cuando enviaba dinero para ayudarnos con nuestros gastos, pero nunca aparecía en  persona. Pensaba que mi padre me odiaba. Estaba segura de que no quería verme. Pero la carta  que recibí hace poco de mi madre me hizo pensar que tal vez no fuera así.  A decir verdad, ya había tenido mis sospechas antes de eso. Ahora que mi madre había  empezado a trabajar, ni ella ni yo éramos objeto de tantos rumores desagradables como antes.  Al principio, la culpaban por haber dado a luz a un niño mágico, diciendo que le había sido  infiel a mi padre. Ahora, en cambio, mucha gente había llegado a simpatizar con nosotras,  culpando al hombre que se emborrachaba y luego causaba problemas en la taberna o se  desmayaba en las calles: mi padre.  Antes odiaba el licor. ¿Por qué había empezado a beber tanto? ¿Era por los rumores? ¿O  era por otra cosa…?Hasta ahora, nunca había intentado encontrar una respuesta definitiva a esas preguntas.  Sin embargo, recientemente había recibido una carta de mi madre en la que me contaba que  una amiga suya había visto a mi padre. Al parecer, había llegado a casa mientras mi madre  estaba fuera para dejarle algo de dinero. Mientras lo hacía, tenía un recorte de periódico en sus  manos. El artículo que había cortado era el que mencionaba mi inscripción en el Ministerio.  ¿Mi padre no me odiaba? ¿Realmente se preocupaba por mí? No podía dejar de  preguntármelo. Al mismo tiempo, temía que, si le preguntaba, me diría que sí me odiaba. Este  pensamiento me había impedido enfrentarme a la verdad durante mucho tiempo… pero no  quería acobardarme más. Había encontrado el valor que necesitaba, gracias a ver a Dewey y a  su hermano aclarar sus malentendidos y a las cosas que Lady Katarina me había contado.  Hoy era el mismo día del mes en que mi padre había sido visto entregando el dinero en  nuestra casa. Seguramente lo había hecho durante la pausa para comer en el trabajo, que  probablemente era a esta hora.  No podía estar segura de que fuera a venir. Tal vez la última vez había pasado de largo.  Por supuesto, podía ir a su lugar de trabajo y estar segura de encontrarlo, pero nunca había  estado allí y definitivamente me faltaba el valor para ir.  Si viene…  Cuando llegué a casa, le vi allí. Fue como si el destino hubiera elegido ese día para que  yo hablara con él. Le llamé desde la distancia.  “Papá.”  Se dio la vuelta y vi que parecía mucho más viejo de lo que recordaba. Después de todo,  había pasado más de una década desde la última vez que lo vi bien.  “María…” Fue todo lo que dijo. Luego me miró con la boca abierta por la sorpresa.  Probablemente no esperaba verme allí.  “¿Qué estás haciendo?” Le pregunté, y su cara se crispó mientras se esforzaba por dar una  respuesta.  “Sólo pasaba por aquí. Entonces, nos vemos.” Respondió, ya tratando de irse.  No puedo dejarlo ir. Apenas he hablado con él.Sin pensarlo, reforcé mi agarre alrededor de la mano de Lady Katarina, y a su vez ella  hizo lo mismo. La miré, y ella me asintió como diciendo: “Puedes hacerlo.”  Puedo hacerlo. Si ella está conmigo, puedo hacer cualquier cosa.  “¡Espera, papá!”  Se detuvo, y yo caminé hacia él sola. Ya no sostenía la mano de mi amiga, pero el valor  que me había dado seguía conmigo, y lo necesitaba para mirar a mi padre directamente a los  ojos.  “Creía que no volvías a casa porque no querías verme.” Le dije, y pareció sorprenderse al  oírlo.  “Claro que no…” Tartamudeó.  Mi temor de que realmente me odiara desapareció y el alivio ocupó su lugar.  “He oído que la gente del pueblo ha empezado a culparte a ti en lugar de a mí y a mamá.  ¿Lo haces a propósito? ¿Estás fingiendo que te emborrachas y te desmayas en la calle para  desviar la atención de los chismosos de nosotras dos?” Le pregunté.  Había estado considerando esa posibilidad desde que me enteré de la situación por mi  madre. Mi padre nunca fue un bebedor, y de hecho, un sorbo de licor era suficiente para que  se quedara dormido. No podía imaginármelo causando problemas de embriaguez en la taberna.  Además, a pesar de su supuesto estilo de vida libertino, se las arreglaba para entregarnos dinero  todos los meses. Nada de eso tenía sentido.  Cuando mi madre empezó a trabajar de nuevo, pude averiguar más sobre lo que realmente  estaba ocurriendo, y enseguida sospeché que las cosas no eran como parecían. Creía que mi  padre solo estaba actuando para que los rumores de malestar se centraran en él en lugar de en  mamá y en mí.  Al oír mi pregunta, primero pareció sorprendido y luego algo abatido. Al ver su cara, se  confirmaron mis sospechas y le tome la mano.  “Papá, ya no necesitas hacer eso. Ahora mamá y yo tenemos amigos que confían y nos  entienden.”  Los nuevos amigos de mi madre sabían qué clase de persona era, y les parecían ridículos  y exasperantes los rumores sobre su supuesto romance con un noble. Me había dicho que ahora por fin se sentía comprendida, a diferencia de cuando algunas personas habían empezado a  evitarla cuando esos rumores empezaron a circular.  Yo también tenía muchos amigos maravillosos, entre ellos, en primer lugar, Lady  Katarina. La miré, y también lo hizo mi padre. Ella lo saludó con una inclinación de cabeza, y  él hizo lo mismo. Me di cuenta de lo aliviado que se sentía. Antes de asistir a la Academia de  Magia, siempre había estado sola. Me alegré de poder presentar por fin a mi padre a una amiga  mía.  “Y ahora los dos somos más fuertes.” Le dije con orgullo.  Mi madre y yo ya no temíamos los rumores. No importaba lo que la gente dijera,  estábamos dispuestas a seguir con nuestras vidas.  “Así que, por favor… vuelve a casa, papá.” Le supliqué, agarrando firmemente su mano.  Me miró en silencio durante un momento. “Lo haré.” Respondió mientras agarraba las  mías con sus grandes y fuertes manos.IMAGENVi las lágrimas que brotaban de sus ojos, y yo también sentí ganas de llorar.  Me dijo que tenía que volver al trabajo por hoy, y yo también tenía que volver a mi  habitación en el Ministerio, pero prometimos vernos la próxima vez que tuviera un día libre.  Lady Katarina, que había estado escuchando todo el tiempo, lloraba más fuerte que  cualquiera de nosotros.  “¡Esto es tan dulce! Me alegro mucho.” Dijo, compartiendo toda mi felicidad.  "Muchas gracias. No habría podido hacer esto si no fuera por ti", le dije, y ella se lanzó a  abrazarme. Su abrazo era increíblemente cálido e innegablemente amable.  Sniff… Sniff… “¿Estás bien?”  “Sí, gracias. Ahora me siento mucho mejor.” Respondí, sonándome la nariz con el  pañuelo.  Acababa de enterarme de la situación familiar de María, y ver el amor que compartían  ella y su padre me había conmovido tanto que me había puesto a llorar más fuerte que  cualquiera de ellos. Lloré tanto que incluso hice que María se preocupara por mí.  Su padre tenía que irse a trabajar, pero, antes de hacerlo, comentó: “Veo que has hecho  buenos amigos.”  Si ésa era su forma de describir a la extraña chica que lloraba agarrada a su hija, me  imaginé que era un hombre realmente amable y comprensivo. Si hubiera sido mi madre, me  habría regañado por tener la cara cubierta de lágrimas y mocos en público. Después de  calmarme, seguí a María al interior de su casa, donde me preparó una taza de té caliente.  Muchas gracias, María…  Mientras tomaba el té, mi amiga escribía una carta a su madre contándole lo que acababa  de ocurrir. María dijo que no podría contárselo en persona, ya que siempre llegaba a casa muy  tarde.“Parece que le gusta tanto su trabajo que lo sigue haciendo hasta la noche.” Explicó,  sonando muy feliz al hacerlo. Esperaba que pronto empezara a sonar así también cuando  hablara de su padre.  “Sabes, es difícil de creer con todo lo que ha pasado, pero aún queda bastante tarde. Me  pregunto si deberíamos irnos.” Reflexioné.  Nuestro plan original era ir de compras a la ciudad del castillo, pero lo que hice en realidad  fue ir a la casa de Dewey, ser atacada por Sarah en el bosque, volver a ver a los niños Percy y  conocer al padre de María. Ya me sentía algo agotada y, ahora que lo pienso, ni siquiera había  almorzado. Mi cerebro informó a mi estómago de esta súbita constatación, recibiendo un fuerte  gruñido como respuesta. En realidad había hecho planes sobre el restaurante al que ir, y estaba  deseando atiborrarme de postres.  Pasteles, galletas, helados y… Ugh, sólo pensar en eso me dio más hambre.  “En realidad, ¿sabes qué? ¿Por qué no vamos a comer unos dulces antes de volver?”  Sugerí, y María, riéndose del ruido que hacía mi estómago, aceptó rápidamente.  “Bien, aquí estamos.”  Nuestro discreto carruaje nos había llevado con seguridad a la parte más elegante de la  capital, la más cercana al castillo.  En realidad, antes de partir hacia la capital, tenía tanta hambre que no pude resistirme y  compré pan en una panadería cercana a la casa de María. Estaba tan bueno que, si hubiera  estado más cerca de mi casa, probablemente me habría convertido en un cliente habitual. Sin  embargo, como también quería disfrutar de los dulces del centro, me aseguré de no llenarme  sólo con eso. No fue fácil, pero me limité a unos pocos tipos de pan.  “¡Ahora, María, vamos a decidir a qué tienda debemos ir primero!”  “¡Sí! Oh, ahora que lo pienso… ¿Todavía quieres comprar el té del que te hablé?”  Preguntó María, recordándome el té que supuestamente aliviaba la somnolencia, que en  realidad era la única razón por la que había decidido ir de compras.  “¡Claro! Comprar eso era el objetivo. Vamos a comprarlo antes de centrarnos en los  dulces.”María me guio hasta la tienda donde había encontrado el té en cuestión, y justo fuera,  vimos una cara conocida.  “Aquí están, por fin. Pensé que no vendrían, o que tal vez las había pasado de largo.” Nos  saludó Alan con descaro mientras despedía a un pájaro blanco que se había posado en su mano.  “¡¿Qué?! ¿Por qué estás aquí? ¿Y qué pasa con ese pájaro?”  “Me enteré de que estarían de compras en el centro, pero como no terminaban de llegar,  encontré una de las tiendas a las que probablemente irían y me quedé vigilando cerca de ella.  El pájaro es una señal de que te he encontrado.” Respondió.  “Oh, ya veo… No, espera, ¡sigo sin entenderte! En primer lugar, ¿cómo sabías que iba a  venir a la ciudad?”  “Bueno, eso no es tan importante. De todos modos, todo el mundo se muere por verte.”  Dijo, y, justo cuando lo hizo, vi otra cara conocida corriendo en mi dirección. Era Mary, que  se abalanzó sobre mí y me abrazó rápidamente.  “¡Lady Katarina! Me alegro mucho de haber podido verla. No pude venir antes del  almuerzo, ¡así que me preocupaba que no pudiéramos vernos!”  Ha pasado tiempo desde la última vez que la vi, pero me alegra ver que no ha cambiado  nada.  No paraba de decir: “¡Lady Katarina! ¡Lady Katarina!” Abrazándome con su sensual  cuerpo curvilíneo, hasta que alguien me arrancó de sus brazos por detrás.  “Le pido que se abstenga de abrazar a mi prometida en público, Lady Mary. Y tú, Alan,  haz algo con tu propia prometida en lugar de quedarte mirando.”  “¡¿Príncipe Jeord?!” Exclamé, sorprendida de que Mary y Alan no fueran los únicos allí.  “Nosotros también estamos aquí.” Dijo Sophia, apareciendo de la nada con Nicol detrás.  Se veía tan linda como siempre, y la sonrisa de su hermano era tan potente como había llegado  a esperar.  Uf, su atractivo está hoy en pleno apogeo, pensé, tratando de recuperar el aliento mientras  resistía a duras penas su encanto.“A excepción de cierta persona que está tan obsesionada como para haber venido aquí a  primera hora de la mañana, trayendo consigo su trabajo, en realidad nos hemos reunido todos  no hace mucho tiempo.” Sonrió Keith, también aparecido de la nada. Tenía un aspecto algo  sudoroso, lo que le hacía aún más sexy de lo habitual.  “¿Nadie te ha introducido nunca el concepto de eficiencia en el trabajo, Keith? Como tu  futuro cuñado, estaré encantado de enseñarte.”  “Rechazo educadamente la oferta en consideración a que no tengo planes de convertirme  en tu cuñado.”  Mientras Jeord y Keith se dedicaban a ello como de costumbre, Sophia se acercó a mí y  me explicó lo que estaba pasando.  “Todos queríamos verte, aunque fuera un ratito, así que hicimos lo posible por terminar  nuestro trabajo antes.”  Pensé que todos tenían un día libre… Me halaga que hagan algo así por mí.  “Bueno, ¿por qué no vamos todos juntos a comer dulces?” Sugerí, y todos aceptaron  rápidamente. En cuanto al té, mis amigos ya me lo habían comprado de antemano. Lo acepté  con gratitud y me ilusioné con tomarlo antes de empezar mi siguiente turno de tarde.  Entramos todos en una pastelería y no pude evitar sentir que nuestro grupo —a pesar de  los intentos de todos por vestirse al nivel de la gente del pueblo— era extremadamente  llamativo. Todos mis amigos, guapos y hermosos, recibían muchas miradas.  “Wow… Todos se ven tan deliciosos…”  “Jejeje. Deberíamos pedir varios y luego compartirlos entre nosotros, Lady Katarina.”  “¡Es una idea maravillosa, Mary! Hagámoslo.”  “¡No te olvides de nosotros!”  “Por supuesto. Podemos compartirlos entre los cuatro.”  Como éramos muchos, tuvimos que dividirnos: los chicos en una mesa y las chicas en  otra.  “Vine aquí específicamente para estar con Katarina. ¿Por qué tengo que sentarme aquí  con otros tres hombres?”“Me temo que ahora no hay otra opción. Por favor, tome un poco de este pastel, Su  Alteza.”  “Oh, esto es bastante bueno.”  “Tienes crema en la cara, Príncipe Alan. Toma, agarra mi pañuelo.”  “Gracias, Keith.”  “Como he dicho antes, creo que serías una gran madre, Keith.”  “Como he dicho antes, soy un hombre, Nicol.”  A juzgar por lo que pude oír, los chicos también se divertían en su mesa.  Mientras hacía una breve pausa para comer, Mary me hizo una pregunta.  “Por cierto, Lady Katarina, ¿dónde ha estado hasta ahora?”  Me di cuenta de que, en mi emoción por ver a mis amigos después de tanto tiempo, había  olvidado contarles todo lo que había pasado durante la mañana. Di una explicación muy  superficial de cómo nos habíamos encontrado con Dewey y habíamos ido a su casa, me habían  atacado con Magia Oscura, Dewey se había reconciliado con su hermano y María se había  reconciliado con su padre.  María se tomó la cabeza entre las manos. “Lo siento, pero ese recuento planteó más  preguntas de las que respondió… ¿Puedo pedirte más detalles, María?”  ¿Tan mal he contado la historia?  María, después de dirigirnos a mí y a María una mirada ligeramente preocupada, volvió a  contar con maestría todo lo que había pasado. Los chicos también se acercaron a nuestra mesa  para escuchar.  Una vez que María terminó con la historia, mis amigos se turnaron para expresar su  consternación.  “Katarina, realmente no puedes evitarlo, ¿verdad?”  “Nee-chan, ¿qué voy a hacer contigo?”  “Lady Katarina…”  “Ya está otra vez…”“Lady Katarina…”  “Katarina…”  ¡Pensé que lo había hecho bien hoy! ¡¿Por qué están enojados conmigo?!  Y así, varios comentarios horrorizados más tarde, mi día libre terminó.IMAGEN Yo, Susanna Randall, conocida como Larna Smith, acababa de terminar de informar al  Ministerio y de ayudar a la familia de mi subordinado Dewey Percy a mudarse a una nueva  casa.  Me dirigí a los aposentos de Jeffrey Stuart, mi prometido y principal apoyo y colaborador.  Llamé a la puerta y me dijo que entrara con su habitual tono despreocupado.  “Soy yo.” Grité al entrar, encontrándolo detrás de su escritorio cara a cara con pilas de  papeles. Al contrario de lo que se podría pensar por su actitud despreocupada y su aparente  falta de motivación, era un trabajador rápido y eficaz.  Había mucha gente que pensaba que era el candidato más adecuado para suceder al rey,  pero él no tenía ningún interés en tomar la corona.  “He terminado mi informe sobre el asunto del que te hablé antes. Le expliqué,  entregándole el documento.  “Hmmm.” Comentó una vez que lo hubo hojeado rápidamente. “Esto parece ser más o  menos lo que me dijiste antes. Aun así, lo siento por Lady Katarina. Se ve envuelta en los  peores incidentes con tal regularidad que se diría que está maldita.”  “Es cierto. No es que ella parezca darse cuenta, o importarle.”  Katarina seguía siendo feliz e intrépida a pesar del tremendo número de desgracias a las  que se veía sometida, incluyendo, por ejemplo, el reciente encontronazo con la Magia Oscura  cerca del orfanato. No podía dejar de preocuparme por ella, e imaginaba que sus numerosos y  cariñosos amigos estaban al menos igual de preocupados.  “Por el momento, le he dado una herramienta mágica para que me pida ayuda. También  le indiqué que se apoyara en su Familiar Oscuro, pero que lo siga depende de ella.” Continué,  refiriéndome a la bestia que vivía en su sombra. Podía transformarse en un lobo gigante, por  lo que era un aliado muy poderoso. Por desgracia, había llegado a ver a esta criatura de la  oscuridad como una linda mascota, por lo que se había olvidado de su utilidad en la batalla.  Fue un terrible desperdicio, aunque no es de extrañar teniendo en cuenta su personalidad.  “En ese caso deberíamos buscar a alguien que la vigile desde las sombras,  metafóricamente hablando. Sin embargo, sería mejor consultar primero con el Duque Claes, ya que es posible que ya haya contratado a alguien para ello.” Respondió Jeffrey,  devolviéndome el informe. “Debo decir… Parece que esta vez no has tenido la cabeza tan fría  como de costumbre.” Añadió. Un rastro de preocupación apareció en su rostro.  “Sí, soy plenamente consciente de ello.” Sabía muy bien que usar la magia en un civil no  era algo que se hiciera a la ligera. Sin embargo, cuando tuve al padre de Dewey frente a mí,  no pude evitarlo. “La forma en que ese hombre trató a sus hijos como herramientas se me  metió en la piel.”  Sólo dos cosas eran capaces de provocar respuestas emocionales en mí: los misterios de  la magia y los padres que usaban y abusaban de sus hijos. Esto último probablemente se deba  a mi propia educación.  Mi padre, el Marqués Randall, era un hombre interesado exclusivamente en su ascenso  social. Las esposas y los hijos no eran más que herramientas destinadas a obtener beneficios  y ayudar a la consecución de sus propios objetivos. El amor no formaba parte de la ecuación.  Había elegido a mi difunta madre como esposa por su elevada posición social, o eso había  oído, y en cuanto la enfermedad se apoderó de su débil cuerpo, fue relegada a una casa de  huéspedes, donde falleció sin volver a ver a su marido.  De niña, mi notable inteligencia me permitió cumplir los deseos de mi padre, hasta el  punto de ser elegida como prometida del príncipe. Sin embargo, una vez que mi madre murió,  me di cuenta de que no quería seguir viviendo como una marioneta en manos del marqués, y  empecé a desafiar sus órdenes. Esto hizo que me odiara tan profundamente que quiso  deshacerse de mí, algo que no podía hacer fácilmente debido a mi compromiso con Jeffrey.  Incluso ahora, en su constante búsqueda por deshacerse de mí, el marqués seguía  sugiriendo al príncipe que se casara con una de sus otras hijas. Al haber sido criada por un  hombre así, no toleraba a los padres que se comportaban de forma similar, y me costaba mucho  no matarlos en el acto.  “No puedo culparte por ello.” Respondió Jeffrey, que estaba al tanto de mi situación,  encogiéndose de hombros.  “Justo después de eso, no hizo falta indagar mucho para descubrir lo terribles que eran  esos ‘padres’.” Expliqué.La madre de Dewey era igual de despreciable, dando a luz a un hijo tras otro, dejándolos  al cuidado de sus hermanos mayores y disfrutando de su vida sin una sola preocupación.  Mientras que los medios de entretenimiento de su marido parecían ser el juego y la bebida, su  principal pasatiempo era el que disfrutaba tumbada en una cama; no estaba segura de cuántos  de esos niños pertenecían realmente al hombre al que llamaban padre.  “Los niños vivían los unos para los otros, dedicándose a ayudar a sus hermanos.”  Continué, recordando el intento de Ronnie de proteger a sus hermanos menores. “A diferencia  de mí.”  Tenía algunos hermanastros nacidos de otra madre, pero apenas sabía nada de ellos. Lo  único que podía deducir de ellos era que los trataban aún peor que a mí, ya que nacer de una  concubina seguramente los hacía menos valiosos a los ojos de nuestro padre.  Debido en gran parte a la colaboración de Jeffrey, había ampliado considerablemente mi  poder en los últimos años, pero aún no había llegado al punto de poder oponerme abiertamente  al marqués. Como tal, sentí que no podía hacer nada para ayudar a mis hermanos.  “No puedo hacer nada.” Murmuré, mirando mis manos.  El sonido de mi hermanastra menor llorando cómo quería vivir por sus propios medios  resonó en mi memoria. Sentí pena, algo a lo que no estaba acostumbrada. En ese momento,  Jeffrey atrajo suavemente mi cabeza hacia él y contra su pecho.  “Tal vez ahora no puedas, pero sólo necesitas ser más poderosa. ¿No es eso por lo que  estamos trabajando tan duro?” Dijo suavemente, abrazándome.  El calor y el olor de su gran pecho curaron mi abatido corazón.  “Tienes razón. Gracias.” Respondí, y él empezó a acariciar mi cabello. Me quedé quieta,  disfrutando de su abrazo un rato más.  “Bienvenida, Sarah.”  Cuando volví, todavía disgustada por lo de Katarina Claes, mi amo me saludó. Le respondí  con una reverencia, pero no pude evitar mantener la mirada en el hombre que estaba a su lado.“Ha pasado mucho tiempo, ¿eh?” Comentó el segundo hombre con una sonrisa, al notar  mi mirada. “¿Ahora incluso sales sola? Eso es inusual. Me gustaría saber a qué se debe este  cambio.”  Aparté la mirada de él. Odiaba la forma en que me miraba desde la oscuridad, como si yo  fuera un animal con el que estaba dispuesto a experimentar.  “No ha habido ningún cambio, y no tengo nada que decirle.” Respondí escuetamente.  “No te preocupes, no tardará tanto.”  Ignoró mi rechazo absoluto, y entonces mi amo intervino.  “Antes me gustaría escuchar su informe.” Le dijo al hombre. “Y tú, Sarah, puedes irte.  Después de todo, es tu día libre.”  Aliviada, salí rápidamente de la habitación. Sabía que debería haber informado sobre la  búsqueda de Katarina, pero estaba demasiado agotada para hacerlo. Me acosté en mi cama,  me acurruqué y pronto me quedé dormida.  Después de un día de descanso muy agitado, era hora de volver al trabajo. Cuando bajé  de mi carruaje y pasé por delante de las puertas del Ministerio Mágico, me di cuenta de que  Dewey y Sora caminaban juntos. Era normal que los novatos vinieran a trabajar temprano,  pero nunca había visto a los dos juntos de esa manera, así que me acerqué a ellos con  curiosidad.  “Buenos días, Sora, Dewey.”  “Buenos días.” Contestó Sora con su actitud habitual.  “Buenos días.” Respondió Dewey con una enorme sonrisa. Me alegró verlo sonreír  después de todo lo que había pasado el día anterior. “Muchas gracias por lo de ayer.” Me dijo  entonces, bajando la cabeza.  “No, en absoluto. No he hecho nada.” Le contesté, pero negó con la cabeza.  “Las cosas que sucedieron sólo lo hicieron gracias a su ayuda. Mis hermanos y yo estamos  muy agradecidos.”El hecho de que me dieran las gracias tan abiertamente había hecho que me sonrojara, y  Sora, al darse cuenta, se burló de mí en silencio.  “Es raro que vayan juntos al trabajo.” Observé, intentando cambiar de tema.  “Sora me ayudó ayer con la mudanza y hoy he ido a su habitación a darle las gracias, así  que hemos decidido venir a trabajar juntos.” Explicó Dewey.  “¿Ya te has mudado?”  Dewey ya me había dicho que con el tiempo se mudaría con el resto de sus hermanos, que  ahora vivían en un apartamento adecuado, pero no esperaba que dejara el dormitorio del  Ministerio tan pronto.  “Todavía no. Sólo me estaba preparando. Sora se dio cuenta de que tenía problemas para  empaquetar todas mis cosas sin ayuda, y se ofreció a ayudar.”  “Me di cuenta de que no estabas acostumbrado a ese tipo de cosas. No es que haya hecho  algo grande. Sin embargo, eres muy educado al desvivirte por agradecerme algo así.” Comentó  Sora.  “Oh, te lo debía.”  Sora, aunque podía parecer duro a veces, era en realidad un tipo muy amable, y Dewey  no parecía haber tardado en tomarle cariño.  “Así que pronto te mudarás con el resto de tu familia. ¿Has visto ya su nueva casa?” Le  pregunté a Dewey.  “Sí. Es una casa limpia y bonita, y todos los vecinos son también del Ministerio, lo que la  hace muy segura. No puedo agradecer lo suficiente a la señorita Larna.” Respondió con  entusiasmo.  Es un gran paso adelante respecto a la choza en la que vivían… Me alegro mucho por  ellos.  “¡Buenos días a todos!” Nos saludó una bonita voz desde atrás.  “¡Oh, María! Buenos días.” Respondí, y Dewey y Sora me siguieron rápidamente.Siempre ha sido tan bella como cabría esperar de la protagonista de un juego, pero hoy  estaba especialmente radiante, posiblemente por cómo habían ido las cosas con su padre el día  anterior.  “Me alegro de poder verlos a todos tan temprano.” Su sonrisa era tan adorable que si yo  fuera un hombre ya habría estado de rodillas pidiéndole que se casara conmigo.  La cara roja de Dewey daba a entender que probablemente estaba pensando lo mismo. En  cuanto a Sora, no podía decirlo realmente. Tenía el mismo aspecto de siempre, pero eso no  demostraba nada, ya que era muy bueno ocultando lo que realmente sentía.  Mientras miraba a mis dos amigos, me di cuenta de que Sora le daba a Dewey una ligera  palmada en el hombro.  ¿Hm? ¿Para qué era eso?  “M-María, muchas gracias por lo de ayer.” Empezó a hablar Dewey. “Mis hermanos y yo  estamos muy agradecidos.”  Me dijo exactamente las mismas palabras, pero esta vez se siente… diferente. Sus ojos  parecen el doble de grandes… y también algo húmedos. Eso no es propio de él en absoluto…  A continuación, dijo algo que definitivamente no me había dicho a mí.  “Me gustaría llevarte a comer como forma de agradecimiento cuando tengas tiempo.”  ¡¿Qué es esto?! ¡¿La está invitando a salir?! ¡¿Quién eres y qué hiciste con Dewey?!  Sora, al notar que yo miraba a Dewey con la boca abierta, me susurró algo al oído: “Ayer  también le enseñé a invitar a salir a chicas mayores.”  “¡Cómo te atreves a manchar así al puro, dulce e inocente Dewey!” Le susurré.  “Sólo le di un consejo. Me dijo que está enamorado de una chica mayor.”  “¡Pero él nunca actuaría así por su cuenta!”  “Lo sé, así que le dije que lucir todo lindo e indefenso hace maravillas con las chicas  mayores. Tiene esa cara dulce, pero no supo usarla bien.”  Eso es como un golpe directo al instinto maternal de una chica… Tal vez Sora sea una  mala influencia para él… Aunque ahora me pregunto si funcionará con María. Parece  sorprendida…“¡Sí! Me encantaría.”  ¡¿Ha dicho que sí?! ¡¿Van a tener una cita?! ¡¿María va a tener una cita SOLA CON  UN CHICO?!  Me alegró ver que María por fin se involucraba en un romance, pero al mismo tiempo no  pude quitarme de encima una cierta soledad.  “Entonces decidamos la fecha.” Continuó con una sonrisa. “¿Cuándo está libre, Lady  Katarina?”  Me llevó un momento procesar esas palabras. “¿Eh?”  “Oh, ¿no has oído eso? Dewey se ofreció a llevarnos a comer. ¿Cuándo estarías  disponible?”  “Yo, um… Tendré que comprobar mi agenda. ¿Te importa si me pongo en contacto  contigo más tarde?”  “Por supuesto. Podríamos discutirlo más a fondo durante la hora de la comida.” Respondió  ella.  No encontraba el valor para decirle que el “te” de Dewey en “llevarte a comer” era un  “te” singular. El pobre chico incomprendido estaba visiblemente entristecido, mientras que  Sora se reía sin apenas contención ni respeto.  Lo siento, Dewey…  Seguimos caminando todos juntos y, cuando llegamos a su departamento, nos separamos  de María y Dewey, prometiendo volver a encontrarnos a la hora de comer. Dewey todavía  parecía bastante triste.  “Esa chica también puede ser bastante densa, eh…” Sora se rió para sí mismo.  Espera… ¿También? ¿Quién más se supone que es denso?  Al quedarme con ese misterio, decidí advertir a Sora de que no diera más consejos  cuestionables a Dewey.  El clima de hoy es bastante apacible. Muy bien. ¡Vamos a trabajar!Palabras del Autor.  Hola a todos, aquí Satoru Yamaguchi. Apenas puedo creer que hayamos llegado al  undécimo volumen de Reencarné como la Villana de un Juego Otome. Por supuesto, todo esto  es gracias a ustedes, los lectores.  Creo que, para cuando se publique este volumen en Japón, la segunda temporada del  anime habrá llegado a su segunda mitad. Estoy muy agradecido al equipo que está detrás del  anime por haber creado otra temporada maravillosa. Para ser honesto, ¡nunca imaginé que se  haría una segunda temporada! Una vez más, esto es gracias al gran apoyo mostrado por los  fans. ¡Muchas gracias!  La primera temporada del anime cubrió los acontecimientos de los dos primeros  volúmenes de la novela, lo que significa que muchos personajes no aparecen antes de la  segunda temporada. Estoy muy contento de verlos moverse y hablar. Cada semana, estoy muy  emocionado por la emisión del nuevo episodio, y espero que tú también disfrutes del anime.  Ahora, hablemos de lo que ocurre en este volumen.  En primer lugar, está la convocatoria del rey. Katarina, cuya principal preocupación era  descifrar el Pacto Oscuro, tiembla de miedo, preguntándose qué error suyo podría justificar  que la llamaran al castillo. Irá allí con María, que también fue convocada.  Más tarde, Dewey recibe una carta de su familia en la que le comunican que su hermana  pequeña está enferma y que debe volver inmediatamente. Katarina, María y Larna, que  casualmente estaban allí mientras él leía la carta, se unen a él cuando regresa a su ciudad  natal… Todos se encuentran con un montón de sorpresas.  Esa es la esencia de la historia de este volumen.  Este volumen, en Japón, debería salir a la venta hacia agosto, un mes peligrosamente  caluroso. Tengan cuidado con la insolación.  En agosto, por cierto, es cuando terminan las vacaciones de verano para los estudiantes  japoneses. Recuerdo cuando estaba en la escuela primaria y esperaba hasta los últimos tres  días de las vacaciones de verano para empezar a hacer los deberes. La última noche, tenía que  quedarme despierto hasta casi la mañana para terminar todo a tiempo. Como resultado, siempre estaba algo comatoso el primer día de clase. La reprimenda de mis padres por ello no  fue suficiente para evitar que repitiera el mismo error al año siguiente.  Intenta no ponerte en una situación así, ¿vale? Y si ya lo estás, te deseo buena suerte.  Mamá y papá me decían que tenía que ser más responsable para ser un adulto, pero aun así me  las arreglé para convertirme en un adulto, así que obviamente no tienes nada de qué  preocuparte.  Por último, quiero dar las gracias a Nami Hidaka por las hermosas ilustraciones, así como  a los editores y a todas las demás personas sin las que este libro no podría haberse realizado.  Gracias de todo corazón.  Satoru Yamaguchi. Fin de la novela.  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Otome game katarina volumen 7 parte 2.

Otome Game Katarina volumen 9 parte 1.

Otome Game katarina NL volumen 1.